lunes, 4 de mayo de 2015



Guerra de trincheras y estrategia electoral
Empieza la guerra de trincheras y el adversario nos quiere siguiendo sus movimientos. Debemos obligarles a que sigan los nuestros haciendo lo que mejor sabemos hacer; decir sin ambages las verdades que otros no se atreven a decir, por incómodas que resulten para las élites. No ganaremos pareciéndonos al adversario, sino siendo nosotros mismos.
Dirán que Podemos se desinfla en las encuestas, que ya hay básicamente cuatro aspirantes a la Moncloa, que el problema fundamental de estos comicios son los pactos postelectorales en un escenario multipartidista inestable, que España es un país de clases medias y que las mayorías sociales son moderadas. Basta echar la vista atrás para comprobar que el éxito político y social del régimen del 78 descansó en un relato muy parecido que se tradujo en el estrepitoso fracaso del posibilismo eurocomunista y en la moderación de un Partido Socialista que, una vez a los mandos del Estado, pudo haber llegado mucho más lejos.
Hoy el relato de nuestros adversarios dirá que Podemos fue el protagonista de la ruptura pero que no será el protagonista del cambio. Algunos humoristas gráficos lo han expresado con la lucidez propia de los cazadores y creadores de relatos.
¿Qué debemos decir en esta campaña entonces? En primer lugar que Podemos nació para ganar las elecciones generales y que ninguna batalla previa, por importante que sea, nos va a distraer de la principal. Debemos decir que no habrá cambio sin ruptura y que, por tanto, quien quiera pactar con nosotros, deberá romper con las políticas que nos llevaron al desastre. En estas elecciones no hay cuatro opciones, hay dos: cambiar o seguir con lo de siempre. Podemos no está sólo en el cambio; en la ciudad de Madrid el cambio se llama Manuela Carmena, en Barcelona Ada Colau y nuestra mano está tendida a todos los que estén por el cambio, que significa defender lo público y los derechos sociales. Por eso Podemos defiende la unidad popular y es un instrumento para la unidad popular. Hay que decir que hoy 13 millones de españoles están en riesgo de pobreza, que un tercio de los asalariados apenas cobra 645 euros al mes, que casi la mitad de los parados no recibe ninguna prestación. Las mayorías sociales no aspiran a una segunda vivienda o a tener tres coches en el garaje, aspiran a disfrutar de escuelas públicas y hospitales públicos, aspiran a una vivienda digna, a no hipotecarse de por vida y a un salario decente. En España no hay una mayoría social moderada, hay un pueblo al que se ha querido humillar y que tiene muy claro quienes son sus enemigos; las élites políticas y económicas que les han robado y se han enriquecido a su costa. Debemos explicar que nuestro programa es el programa del cambio, precisamente porque se centra en rescatar a los ciudadanos, en transformar el modelo productivo, en favorecer el empleo de calidad y con derechos, en promover la innovación tecnológica y en crear instituciones que protejan la democracia de la corrupción y del saqueo de lo público.